Para explotar el yacimiento de oro más importante de América del Sur, el emprendimiento binacional de Pascua Lama, la minera canadiense Barrick Gold usó la influencia directa de su padrino George Herbert Walker Bush y de un entramado mafioso de funcionarios argentinos y chilenos, banqueros acusados de fraude y académicos comprados para falsear informes de impacto ambiental.
Gracias a Bush senior, el entonces presidente de Argentina Carlos Saúl Menem y el de Chile, Eduardo Frei Ruiz Tagle, firmaron en 1997 el Tratado de Integración y Complementación minera, que tenía como objetivo oculto conseguir el agua que ya no podían obtener del lado chileno para la mina de Pascua.
Los sucesivos gobiernos argentinos fueron violando otras leyes para permitir que la Barrick, fundada por Peter Munk con dinero del traficante de armas Adnan Khashoggi e involucrada en el escándalo del Irán Contras, pueda erigir un verdadero emporio minero transfronterizo de 260 mil hectáreas de superficie, que comprende a Pascua Lama, a la mina Veladero, que ya está en explotación y a nuevos emprendimientos aún desconocidas.
Un territorio sin control alguno, emplazado a 5000 metros de altura sobre la Cordillera de los Andes, en manos del “país Barrick”, la empresa acusada de haber sido “fachada” de la CIA en el escándalo de armas por drogas para financiar a los antisandinistas en la década del 80.
En un verdadero “Yo acuso”, que acumula pruebas irrefutables a lo largo de 450 páginas, el periodista y escritor Miguel Bonasso, demuestra –entre muchas otras cosas- que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su Secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, violaron normas impositivas centrales (Ganancias, IVA) y algo mucho más grave: para beneficiar a la Barrick declinaron el derecho básico de todo Estado que es fijar impuestos.
También comprueba lo que denunció ante la justicia: que el Secretario de Minería de Argentina, Jorge mayoral, tiene nexos incompatibles con la minera canadiense, igual que el gobernador de San Juan, José Luis Gioja y su hermano César Gioja, que presidió la Comisión de Minería del Senado mientras su empresa, Bentonitas Santa gema SA se declaraba orgullosamente “proveedora de la Barrick”.
Entre las diversas leyes violadas sobresalen la Ley de Defensa, la ley del Ambiente y numerosos convenios internacionales, como el de protección de las Reservas de la UNESCO, ya que el emprendimiento minero se encuentra dentro de la Reserva de la Biósfera de San Guillermo.
Más grave aún, la Barrick legisla en la Argentina: estuvo detrás del veto presidencial a la ley de glaciares y ha impedido que esta ley, reinstaurada en el Congreso, pese a la oposición oficialista, se aplique en la provincia de San Juan.
El autor de esta audaz investigación, Miguel Bonasso es también diputado de la Nación, presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano y fue, precisamente, quien encabezó la lucha para que los glaciares y las áreas periglaciares sean protegidos por la primera ley mundial en la materia.
Bonasso, que es autor de clásicos del periodismo de investigación como “Recuerdo de la muerte”, “Don Alfredo” y “El presidente que no fue”, responde aquí una docena de interrogantes decisivos sobre el vínculo perverso entre el poder económico y el poder político:
· Los negocios de la familia Bush.
· Los negocios de las Familias Kirchner y Gioja.
· El papel de la Barrick en la venta de armas a Irán.
· La verdadera influencia del traficante Adnan Khashoggi.
· Los vínculos de Cristina Fernández de Kirchner y Michele Bachelet con la banca Rockefeller.
· Los delitos perpetrados en el Acuerdo Secreto entre Argentina y Chile.
· Muertes ocultas en los Andes.
· Las claves del Tercer País.
· La destrucción de glaciares en Pascua Lama y Veladero.
· El nexo entre Menem y los Kirchner en la entrega y el saqueo neocolonial de la Argentina.