Las palabras desnudan la verdadera ideología. Uno puede andar por la vida disfrazado de progre, pero en algún momento el lenguaje lo traiciona y deja entrever el fascista, el arribista que lleva adentro. En las últimas horas hemos visto cumplirse este aforismo con rigurosidad matemática.
La Presidenta de la Nación llamando "buitres" y "caranchos" a los jubilados a los que negó -veto por medio- el 82 por ciento móvil que ordena el artículo 14 bis de la Constitución Nacional. (Insulto que abarca a su propia madre Ofelia Esther Wilhem, quien le ganó un juicio al ANSES, aunque después donara el importe a la Casa Cuna).
Si la Jefa del Estado es pródiga en agravios qué decir de sus corifeos; el poema a la mierda del ex periodista de Clarín y La Nación, Orlando Barone, lo descalifica a él mucho más a él que a sus destinatarios.